martes, 19 de julio de 2011

La Cultura de los Barrios





La cultura de los barrios” es un proyecto que tiene la intención de revalorizar la cultura propia de cada barrio para lograr identificarse y articular el conocimiento y la integración de las diferentes configuraciones culturales de distintos barrios del Gran San Miguel de Tucumán, entre ellos, Juan XXIII, Villa Angelina, Álvarez Condarco, San Cayetano, San Andrés, San José.  

La modalidad de taller posibilita el acceso a otros universos que la sociedad niega a partir de la exclusión y la marginación. Desde el inicio, cada experiencia de taller se propone como una forma de experimentar o de vivir realidades que por limitaciones sociales, políticas o económicas, nos son ajenas. Se plantea que a partir de las narrativas compartidas, un sujeto puede “viajar” y conocer todos aquellos mundos que desee, también vivir aquellos otros que, si bien son imposibles desde un punto de vista lógico racional, existen a partir de las diversas ficciones y realidades contadas. El cuerpo, la pintura, la teatralidad, la escritura nos permiten encarnar e interpretar universos que nos atraviesan y que calan en nuestras subjetividades, posibilitando formas de transformación de la realidad.
La experiencia del taller es transformadora para todos los que estamos implicados: se trata de tender puentes que acerquen miradas y realidades diferentes. Proponemos que a partir de estos puentes los sujetos podemos aprehender nuevas percepciones del mundo y, partir de allí,  crear y expresarnos en diferentes prácticas culturales. 

Declaración de principios


Estamos viviendo una hora latinoamericana en la que el individuo se convierte en un actor social; el momento en el que retomamos un significado positivo de hacer política. Entendemos que por más que somos un producto social, no somos autómatas sino que cuestionamos las formas y este cuestionamiento supone el punto de partida para la construcción de una nueva forma de ver y entender la realidad. Toda política coherente y válida es ante todo idealista, sin que resulte paradójico con lo que estamos convencidos: la política se hace mirando a los ojos, con los pies en el barro de la historia. Así nace APIE, ya que “para llegar de un punto a otro, se necesita principiar a caminar, porque si nunca se principia, nunca se llega”. 
APIE (Acción Popular por la Igualdad y la Equidad) es un movimiento que se formó en el 2010 cuyo objetivo es tender puentes que integren los distintos sectores de la sociedad para lograr un accionar colectivo, reflexivo y de identificación que permita cruzar y vencer las fronteras existentes.
Acción, porque los sujetos sociales se construyen activamente en relación con los demás. No hay nada en el sujeto que no sea resultado de la interacción entre grupos, individuos y clases. El sujeto, entonces, no es acabado sino que se produce con el otro; para constituirnos como persona somos necesariamente con el otro. Esta transformación es mutua, no sólo entre los sujetos, sino también con la realidad. Significa cambio porque generamos vínculos, porque compartimos, porque sentimos que aprendemos otros modos de ver y vivir la realidad, de conocer, de relacionarnos, de expresarnos.
Popular, porque el pueblo es el alma que da vida a la nueva unidad política. No expresa la subjetividad individual sino la voz colectiva que posee la capacidad de transformar el presente y construir el futuro.
Igualdad hace a la base común de derechos y responsabilidades que corresponden a todos los miembros de la sociedad en tanto pertenecientes a la misma de acuerdo a las pautas que rigen su funcionamiento. Igualdad, entonces, remite a la característica común compartida. Sin embargo, creemos que es necesario pensarla también desde el rescate de las singularidades y la diversidad como factor inclusivo de la diferencia.
De ahí que Equidad remite desde la igualdad a la consideración de la especificidad, de la diferencia. La equidad incluye igualdad y diferencia, por lo que, referido a los grupos humanos, queda naturalmente implicada con la justicia que connota igualdad y equilibrio. Se introduce así un principio ético o de justicia en la igualdad que nos obliga a plantearnos los objetivos que debemos conseguir para avanzar hacia una sociedad más justa.
Pensamos que la permanente revalorización de nuestras identidades, así como también el respeto por las diferencias, es nuestro punto de partida y encuentro, es la plataforma desde la cual actuamos.
El hombre es pura trascendencia. Arrojándonos a ese compromiso por el mundo con el otro, buscando la superación del presente en pos de un porvenir que ni siquiera la muerte limita, nace APIE.
La aceptación irreflexiva de las “ideas socialmente adecuadas” resulta eficaz para aquellos que buscan mantener la supremacía hegemónica. Contra ello, desde APIE, proponemos: la acción política democrática, el respeto a la pluralidad, diversidad, discenso y crítica; la revalorización del Estado; acciones que promuevan una distribución más equitativa del capital social mediante el fortalecimiento de redes sociales, el trabajo comunitario, la democratización en el acceso a la información pública y a la justicia; la reconstrucción de lazos entre la Universidad y la comunidad.
La dinámica de trabajo se propone revalorizar las representaciones simbólicas, señas de identidad y formas de interacción de una comunidad o grupo determinado. En este sentido, proponemos actividades que posibiliten la circulación y apropiación de distintos bienes culturales, ya que es en esa circulación donde lo simbólico se convierte en espacio de resistencia y lucha.
Decimos que estamos en una hora latinoamericana, es el momento ideal para actuar con, por y para el otro. Hoy todos tenemos la oportunidad de arrojarnos a un proyecto, de comprometernos con la realidad, con el mundo que nos circunda y ante esto nadie puede declararse irremediablemente cobarde.